Es posible cambiar el sistema con la misma organización judicial. Reflexiones en torno al cambio del que poco se habla

Por Rubén A. Chaia

"Es vital entender que no hay cambio posible sin variar el eje de las organizaciones de los tribunales y unidades fiscales proyectadas en función de la “tramitación de expedientes” en tanto hoy tienen que asumir un rol vital en el procesamiento y “gestión de conflictos” lo que implica dejar atrás viejas unidades plagadas de escribientes, rigurosamente formados en ritos leguleyos y pasar a concentrar los esfuerzos en unidades ejecutoras encargadas de la gestión y logística de casos con el propósito de permitir la realización oportuna de todos y cada uno de los “actos” que la investigación preliminar y la instancia de juicio requiera. (…) Los jueces deben abocarse al conocimiento de casos y dejar de lado las funciones administrativas, deben ocupar su tiempo en decidir y no en tramitar causas penales. Los fiscales por su parte tendrán a su cargo la gestión de legajos desformalizados, aptos para recopilar la información que presentarán en el juicio oral, sin preocuparse en aspectos rituales que pretenden transformar a la actividad investigativa en una curialesca, previendo además la creación de unidades de atención tempranas que permitan dar una pronta respuesta a los justiciables a la vez que sirvan para descongestionar la labor, reservando los mejores –y siempre escasos recursos- para los hechos más violentos y conmocionantes de la sociedad.” 

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Términos mencionados en esta doctrina: unidades, fiscales.